Os hablo de mi amiga Silvia.
Ella tiene 42 años y hace 7 años que hizo realidad su sueño de convertirse en madre pese a las prohibiciones de los médicos. A sufrido mucho y ha arriesgado su vida por traer otra vida al mundo, y aunque es todo un ejemplo de superación y coraje, odia que la llamen "Madre Coraje", porque dice que no se considera tal, que ella solo luchó por hacer realidad su sueño....
Yo desconocía su historia porque no hace tantos años que la conozco, y hace unos días me la contó, y me ha impresionado tanto, me ha parecido tan bonita, que he creído necesario contarla por si con ello se puede ayudar a otras madres en la misma situación, o similar, que Silvia.
Conoció a su marido cuando eran unos niños, con 14 años. Su amor empezó como el de muchas parejas, eran amigos del mismo grupo, un amigo medió entre ellos, que si tú le gustas a Sebas y que si a Silvia le gusta él también, y una cosa llevó a la otra, un poco de tonteo, vente a estudiar a mi casa, luego salimos a tomar algo, ya puestos te invito a cenar por el favor de explicarme las fórmulas y cuando menos cuenta se dió ella, llegó el beso.
Terminaron sus estudios y él encontró un trabajo en el que le pagaban muy poquito pero que le hizo mucha ilusión porque ya habían hablado de ir ahorrando para, en un futuro, comprarse un piso.
Silvia se puso a trabajar cuidando niños y lo compaginó con un trabajo de noches en una fábrica pero sin contrato. Una noche cuando volvía de trabajar en la fábrica, un coche se saltó un stop y se empotró contra el coche de Silvia. No fué grave, pero sufrió un latigazo cervical que le ocasionó muchas molestias y problemas.
Silvia no pudo ir a trabajar en un tiempo y perdió sus trabajos.
Sus problemas cervicales se agravaron y ella lo llevaba como podía a base de calmantes, anti inflamatorios y cremas que le aliviaran el dolor, y encontró trabajo en un almacén de frutas en el que estuvo unos años trabajando.
Sebas también cambió de trabajo mejorando así el jornal, así que en unos años tuvieron dinero suficiente para dar la entrada de su piso.
Eran tal para cual, vivían el uno para el otro, pues ambos tenían problemas con sus familias y no contaban mucho con ellos, por eso se apoyaban tanto entre ambos y eran mucho más que pareja, mucho más que amigos y confidentes.
Se casaron y se fueron a vivir a su piso, alejados de ambas familias para no verse perjudicados por unos u otros y el egoísmo de sus familiares, y vivían a su aire, sin meterse con nadie y siendo completamente felices, pero la felicidad no dudaría mucho y se vería truncada por otro accidente de tráfico, afectando nuevamente a Silvia, que sin comerlo ni beberlo se vió debajo de un camión embestida por detrás por otro coche.
Tuvieron que operarla de urgencia, su espalda sufrió mucho y le pusieron hierros para sujetar su columna y vértebras rotas. Pensaron que podría llegar a quedarse paralítica. Se pasó muchos meses en cama y muchos otros meses más con rehabilitación, tuvo que aprender de nuevo a andar, a mantenerse, y sobre todo a cuidarse mucho. Tuvo mucha suerte, y volvió a andar poco a poco, pero con restricciones, y renunciando a lo que más le gustaba en la vida después de su marido; lo zapatos de tacón.
Puede parecer una tontería, pero para alguien a quién le gusta mucho algo y lo considera parte de su estilo o de identidad, es un tanto duro que te lo quiten de un plumazo..., pero ella lo asumió y pensó que le había tocado pasar por ahí y punto, y además tenía que dar gracias a dios por estar viva en primer lugar y en segundo lugar por haber podido caminar después de una lesión tan grave de columna.
Tras el accidente su vida cambió bastante, tenía muchas restricciones, sufría bastante de dolores cervicales y lumbares y para alguien como ella que es un "pájaro libre", el hecho de que le cortasen las alas lo llevaba muy mal. Podía renunciar a los zapatos de tacón, podía renunciar a los bailes de salón, podía renunciar a salir a correr cada mañana y machacarse en el gimnasio 3 tardes por semana, podía vivir más tranquila y dejar de hacer la "cabra loca"...pero cuando le prohibieron totalmente quedarse embarazada...se le rompió el alma por dentro.
No se habían planteado de manera inmediata ser padres, pero la rotunda prohibición les hizo plantearse muchas cosas, entre ellas las ganas y deseos de tener hijos. Eran conocedores de los riesgos que entrañaba que Silvia se quedase embarazada, hablaron de ello y Silvia decidió, no sin muchas discusiones con Sebas, que se iba a arriesgar, que quería ser madre y que necesitaba serlo, que ningún médico iba a prohibirle la ilusión de su vida y que pese a las mil y unas recomendaciones, contra indicaciones, broncas con la familia...ellos lo iban a intentar.
Finalmente Silvia se quedó embarazada a la vez que su médico la llamaba por teléfono para decirle que las últimas radiografías que le habían hecho, indicaban que la tenían que volver a operar porque no había quedado todo lo bien que él quería y por eso los constantes dolores de espalda que ella sufría. Silvia posponía las visitas alegando turnos de trabajo extraños y mucha faena en el nuevo almacén de frutos secos donde trabajaba y así pasaban los meses hasta que llegó el momento de ir a consulta y ella ya estaba embarazada de 3 meses. El médico estaba dándole nueva cita para las pruebas de anestesia cuando ella se quitó el abrigo y le mostró su barriguita de 3 meses y le dijo que lo sentía mucho, pero que en ocasiones habían fallos y que ellos habían tenido uno sin vuelta atrás y que se acababan de enterar.
El médico puso el grito en el cielo, le habló duramente y le dijo que estaba poco menos que loca, que era una irresponsable y que tenía muchísimo riesgo; a su marido le llamó por teléfono para decirle también 4 cosas...y ambos lo justificaban diciendo que era un fallo, y al médico no quedó más remedio que creérselo y buscar alternativas para Silvia, quitarle el tratamiento de pastillas que llevaba y replantearse una nueva manera de llevar el caso de Silvia, cosa nada fácil dada su delicada situación.
Silvia llevó un embarazo bastante normal, con más dolores de lo habitual y con mucho reposo, pero al fin y al cabo normal. Se sometía a controles rutinarios, su matrona se hacía hasta pesada por la preocupación que tenía por ella y sobre todo en la recta final del embarazo, que es cuando más riesgo corría ella por las lesiones de la espalda y la alta probabilidad de quedar paralítica.
No tenía bastante padecimiento tanto médico, como la familia como su marido, que Silvia volvió a tener otro pequeño accidente de tráfico, nuevamente por culpa del otro, que le dió a ella por detrás. Saltarón todas las alarmas, Silvia estaba ya de 34 semanas, le faltaba muy poco para salir de cuentas y tras meditarlo mucho, los médicos decidieron programarle la cesárea para los próximos días, a lo que ella se negó, porque quería que fuese todo natural y poder ver a su hijo la primera y tener su momento "piel con piel" y dar a su luz a su hijo como cualquier mujer normal, pero ahí ya el médico y la matrona se plantáron y le dijeron que de ninguna manera, que ya estaba bien de ser terca y testaruda y que por favor entrase en razón y aceptase una cesárea...; le costó aceptar, pero el compromiso por parte de los médicos y matrona de que Sebas podría estar presente y que él tendría su momento "piel con piel" con su hijo, fué lo que le hizo a Silvia cambiar de opinión.
Los médicos sufrieron mucho, el parto se complicó (no me preguntéis ni cómo ni porqué porque esta parte no la se), el bebé nació sano pero Silvia entró en coma.... Sebas tuvo su momento con su hijo y después tuvieron que llevar al niño a la incubadora un par de días, mientras tanto todo el mundo alrededor de Silvia sufría porque pensaban que no volvería en sí y en caso de que volviese, podría no estar bien.
Solo fueron unas horas, Silvia despertó, eso sí, muy nerviosa, y tuvieron que sedarla. Al día siguiente ya la pasaron a planta y recuerda despertarse y ver a Sebas al final de la cama, cogiéndole un pie a ella y llorando como un niño, dándole besos y acariciándola... Ella lo llamó y le dijo tranquilo mi amor que estoy bien. Sebas rompió a llorar y le pidió que por favor no le volviese a asustar así nunca mas, ella no comprendía nada...y pidió ver a su hijo.
Silvia todavía estaba un poco mareada por los sedantes y la familia que estaba a su alrededor, pero solo le importaba su retoño, que ya estaba en la habitación con ellos.
La familia la agobiaba mucho, ella me decía que no respetaban nada, que estaban todos allí hablando a la vez, sin respetar que ella acababa de salir de una situación muy crítica, que acababa de tener a su hijo, que su marido estaba muy preocupado y que ella aún tenía sus riesgos y necesitaba estar tranquila...y le pidió a Sebas que por favor echase a todo el mundo de allí, que entendía la preocupación de todos, pero que no los quería ver allí, que en casa ya los recibirían poco a poco, pero que por favor respetasen su decisión. Aquel día se terminó de estropear la relación con su suegra y con otros familiares, pero les daba igual...
Por suerte, no le quedó ninguna secuela, Silvia estaba bien, podía caminar y lo único que se había resentido un poco más su columna, pero ya contaba su cirujano con una nueva operación en cuanto se recuperase por completo y el bebe fuese un poco más mayor.
A fecha de hoy, aquel bebé que se llama Iván, hoy tiene 7 años y Silvia sigue sin haberse sometido a la segunda operación de columna. Sigue con tratamiento y fuertes dolores, pero ahora que tiene a su hijo y sabe lo que es ser madre, tiene más miedo y respeto por la operación, y por eso la retrasa todo lo que puede. Sabe que tarde o temprano tendrá que someterse a ella, porque además de todo a continuado haciendo vida normal y trabajando en almacenes de fruta y fábricas que no le benefician en nada, pero ella es fuerte y cree que puede con esto y más y puede que sí que esté un poco loca, pero gracias a su forma de ser, a su empuje, a su arrojo, optimismo y ganas de salir adelante, ella está bien y ha logrado su sueño, tener un hijo.
Tras el accidente su vida cambió bastante, tenía muchas restricciones, sufría bastante de dolores cervicales y lumbares y para alguien como ella que es un "pájaro libre", el hecho de que le cortasen las alas lo llevaba muy mal. Podía renunciar a los zapatos de tacón, podía renunciar a los bailes de salón, podía renunciar a salir a correr cada mañana y machacarse en el gimnasio 3 tardes por semana, podía vivir más tranquila y dejar de hacer la "cabra loca"...pero cuando le prohibieron totalmente quedarse embarazada...se le rompió el alma por dentro.
No se habían planteado de manera inmediata ser padres, pero la rotunda prohibición les hizo plantearse muchas cosas, entre ellas las ganas y deseos de tener hijos. Eran conocedores de los riesgos que entrañaba que Silvia se quedase embarazada, hablaron de ello y Silvia decidió, no sin muchas discusiones con Sebas, que se iba a arriesgar, que quería ser madre y que necesitaba serlo, que ningún médico iba a prohibirle la ilusión de su vida y que pese a las mil y unas recomendaciones, contra indicaciones, broncas con la familia...ellos lo iban a intentar.
Finalmente Silvia se quedó embarazada a la vez que su médico la llamaba por teléfono para decirle que las últimas radiografías que le habían hecho, indicaban que la tenían que volver a operar porque no había quedado todo lo bien que él quería y por eso los constantes dolores de espalda que ella sufría. Silvia posponía las visitas alegando turnos de trabajo extraños y mucha faena en el nuevo almacén de frutos secos donde trabajaba y así pasaban los meses hasta que llegó el momento de ir a consulta y ella ya estaba embarazada de 3 meses. El médico estaba dándole nueva cita para las pruebas de anestesia cuando ella se quitó el abrigo y le mostró su barriguita de 3 meses y le dijo que lo sentía mucho, pero que en ocasiones habían fallos y que ellos habían tenido uno sin vuelta atrás y que se acababan de enterar.
El médico puso el grito en el cielo, le habló duramente y le dijo que estaba poco menos que loca, que era una irresponsable y que tenía muchísimo riesgo; a su marido le llamó por teléfono para decirle también 4 cosas...y ambos lo justificaban diciendo que era un fallo, y al médico no quedó más remedio que creérselo y buscar alternativas para Silvia, quitarle el tratamiento de pastillas que llevaba y replantearse una nueva manera de llevar el caso de Silvia, cosa nada fácil dada su delicada situación.
Silvia llevó un embarazo bastante normal, con más dolores de lo habitual y con mucho reposo, pero al fin y al cabo normal. Se sometía a controles rutinarios, su matrona se hacía hasta pesada por la preocupación que tenía por ella y sobre todo en la recta final del embarazo, que es cuando más riesgo corría ella por las lesiones de la espalda y la alta probabilidad de quedar paralítica.
No tenía bastante padecimiento tanto médico, como la familia como su marido, que Silvia volvió a tener otro pequeño accidente de tráfico, nuevamente por culpa del otro, que le dió a ella por detrás. Saltarón todas las alarmas, Silvia estaba ya de 34 semanas, le faltaba muy poco para salir de cuentas y tras meditarlo mucho, los médicos decidieron programarle la cesárea para los próximos días, a lo que ella se negó, porque quería que fuese todo natural y poder ver a su hijo la primera y tener su momento "piel con piel" y dar a su luz a su hijo como cualquier mujer normal, pero ahí ya el médico y la matrona se plantáron y le dijeron que de ninguna manera, que ya estaba bien de ser terca y testaruda y que por favor entrase en razón y aceptase una cesárea...; le costó aceptar, pero el compromiso por parte de los médicos y matrona de que Sebas podría estar presente y que él tendría su momento "piel con piel" con su hijo, fué lo que le hizo a Silvia cambiar de opinión.
Los médicos sufrieron mucho, el parto se complicó (no me preguntéis ni cómo ni porqué porque esta parte no la se), el bebé nació sano pero Silvia entró en coma.... Sebas tuvo su momento con su hijo y después tuvieron que llevar al niño a la incubadora un par de días, mientras tanto todo el mundo alrededor de Silvia sufría porque pensaban que no volvería en sí y en caso de que volviese, podría no estar bien.
Solo fueron unas horas, Silvia despertó, eso sí, muy nerviosa, y tuvieron que sedarla. Al día siguiente ya la pasaron a planta y recuerda despertarse y ver a Sebas al final de la cama, cogiéndole un pie a ella y llorando como un niño, dándole besos y acariciándola... Ella lo llamó y le dijo tranquilo mi amor que estoy bien. Sebas rompió a llorar y le pidió que por favor no le volviese a asustar así nunca mas, ella no comprendía nada...y pidió ver a su hijo.
Silvia todavía estaba un poco mareada por los sedantes y la familia que estaba a su alrededor, pero solo le importaba su retoño, que ya estaba en la habitación con ellos.
La familia la agobiaba mucho, ella me decía que no respetaban nada, que estaban todos allí hablando a la vez, sin respetar que ella acababa de salir de una situación muy crítica, que acababa de tener a su hijo, que su marido estaba muy preocupado y que ella aún tenía sus riesgos y necesitaba estar tranquila...y le pidió a Sebas que por favor echase a todo el mundo de allí, que entendía la preocupación de todos, pero que no los quería ver allí, que en casa ya los recibirían poco a poco, pero que por favor respetasen su decisión. Aquel día se terminó de estropear la relación con su suegra y con otros familiares, pero les daba igual...
Por suerte, no le quedó ninguna secuela, Silvia estaba bien, podía caminar y lo único que se había resentido un poco más su columna, pero ya contaba su cirujano con una nueva operación en cuanto se recuperase por completo y el bebe fuese un poco más mayor.
A fecha de hoy, aquel bebé que se llama Iván, hoy tiene 7 años y Silvia sigue sin haberse sometido a la segunda operación de columna. Sigue con tratamiento y fuertes dolores, pero ahora que tiene a su hijo y sabe lo que es ser madre, tiene más miedo y respeto por la operación, y por eso la retrasa todo lo que puede. Sabe que tarde o temprano tendrá que someterse a ella, porque además de todo a continuado haciendo vida normal y trabajando en almacenes de fruta y fábricas que no le benefician en nada, pero ella es fuerte y cree que puede con esto y más y puede que sí que esté un poco loca, pero gracias a su forma de ser, a su empuje, a su arrojo, optimismo y ganas de salir adelante, ella está bien y ha logrado su sueño, tener un hijo.
ohh que historia tan bonita... Hay que luchar por lo que uno quiere.
ResponderEliminarhttp://jedorsavecplacards.blogspot.com.es/
Preciosa historia!
ResponderEliminarQué historia tan bella la que nos has contado. Realmente lo importante en nuestra historia de vida no sólo soñar sino realizar y sus sueños, independientemente de lo que a veces pueden costar. Pienso que como tú amiga uno no se debe limitar, ni vivir con miedo si no tratar. Yo misma sufrí un accidente del cual me dijeron no iba a volver a caminar normalmente, han pasado 9 años y camino perfectamente; salto, bailo y hasta uso tacón. Un abrazo!!!
ResponderEliminarQue historia tan asombrosa al leerla me has devuelto la fe en este mundo. Yo la llamaria la familia coraje el gran amor entre ambos ha hecho salir adelante, es mas Dios no pone pruebas que no vayas a superar! Y esa linda familia son el ejemplo. Un abrazo para Silvia! Mucho love
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