Vilafamés, pueblo con encanto en la montaña pero cerca del litoral

Hacía tiempo que tenía ganas de visitar este pueblo de la Plana Alta de Castellón, y del que tanto  había oído hablar. Y como se dice, todo lo bueno se hace esperar.

Vilafamés es una población de origen árabe. Su castillo se sitúa sobre lo alto del cerro en el que se asienta el pueblo con su conjunto de calles estrechas y empinadas. Su casco antiguo fue declarado en 2005 Bien de Interés Cultural.



Iniciamos la ruta en la parte baja del pueblo, que cuenta con una zona de aparcamiento y que queda bastante próxima a la Plaza de la Fuente, y desde aquí empezamos a subir por la larga Calle de la Font en la que ya se dejaba ver lo bonito y cuidado del lugar.
Justo en mitad de esta calle nos encontramos con la famosa "Roca Grossa" de Vilafamés, una enorme piedra con mas de 2.100 toneladas de peso, tal como indica en el cartel que hay junto a ella, donde también se explica que es un monumento natural que hay en la localidad y que se a convertido en icono del pueblo. La roca, como no podía ser de otra manera, tiene su leyenda, y es que si la tocas y a la vez pides 3 deseos, se dice que uno de ellos se cumple.

Hicimos una parada en el Bar La Coveta de la Calle Cervantes, en dónde nos tomamos una cerveza y  comimos unas patatas bravas riquísimas, os las recomiendo.

Seguimos hasta el final de la calle y llegamos a la Plaza del Ayuntamiento donde encontramos la Oficina de Turismo y el Ayuntamiento, que se ubica en una antigua casa señorial que antaño fué un molino de aceite.

Seguimos por la Calle de Aguilera Cerni, paseando, haciendo fotos, disfrutando de estas calles tan bonitas hasta dar con la Calle Diputación en dónde está el Palacio del Batlle que acoge el Museo de Arte Contemporáneo. Este es uno de los museos de arte mas antiguos de España en su género. Se puede visitar de martes a domingo de 10:00 a 14:00 horas y de 16:00 a 18:30 horas, el precio de la  entrada es de 3€. Nosotros no entramos porque no nos va mucho este tipo de museos, pero os dejamos la información para quién guste de entrar a ver sus más de 500 obras de arte.

Continuamos subiendo por la Calle Diputación hasta llegar a una de las calles más bonitas y más fotografiadas de la población, la Calle Mesón, llena de plantas, casas bonitas y al final con una estrecha escalinata que da paso a una maraña de calles estrechas y antiguas, llamadas El Quartijo y dónde se encuentra la Iglesia de la Sangre, la pena es que no la pudimos ver por dentro, estaba cerrada, pero nos habían dicho que era muy bonita. Junto a esta iglesia hay unos baños públicos y una fuente.
Esta zona es la que más nos gustó de todo el pueblo, las callejuelas estrechas a los pies del Castillo con su muralla y miradores desde los que contemplar todo el paisaje...es precioso.

Llegamos a los pies del Castillo de origen árabe pero tras varias reconstrucciones su aspecto ha cambiado y poco se parece al que hubo inicialmente. Apenas se conserva una torre, las fortificaciones de defensa y un aljibe. Desde aquí se observa todo el pueblo y el bonito paisaje en el que se encuentra.

Dejamos el Castillo para bajar por la Calle Església hasta llegar la Iglesia de la Asunción, que tampoco pudimos ver por encontrarse cerrada.
Al final de la Calle Esglesia está el Restaurante El Rullo, dónde teníamos reserva para comer. En Vilafamés hay varios restaurantes y bares para comer con una oferta gastronómica rica y variada, a nosotros nos gustó bastante el menú que ofrecía este restaurante y por ello reservamos, pero siento deciros que no elegimos bien, pues la comida no fue para tanto y el servicio fue un desastre. Tardamos 2h en comer. Desde que entramos y nos dieron mesa tardaron 30 minutos en tomarnos nota y atendieron a otras mesas que llegaron mas tarde dejándonos para el final y sin tener en cuenta que llevábamos un niño. Tardaban mucho entre plato y plato y algunos entrantes estaban fríos. Lo que más tardó en llegar fueron los arroces, que cada uno lo pedimos de una manera pero que todos estaban hechos con el mismo caldo, sólo que variaban algunos ingredientes. A mí me gustó mi arroz meloso con bogavante, pero a mi marido no le gustó nada su arroz seco con cangrejo, que estaba más duro que una piedra. Para mi hijo el arroz estuvo bueno pero demasiado seco. La comida no fue agradable, pues había mucho ruido en el interior del restaurante y teníamos que hablar a gritos. Estábamos deseando irnos, pedimos la cuenta hasta en 3 ocasiones y tuvimos que ir a la barra a pagar. El menú nada barato, 18€ que no pagamos a gusto por no haber disfrutado de la comida y haber tenido un pésimo servicio. No te recomendamos comer aquí.

Bajando de nuevo por la Calle La Font y tomando la Calle Cantó Descals llegaremos a la Plaza de San Ramón dónde está la Ermita que lleva el nombre de dicha plaza y desde aquí podemos ir al mirador que hay hacia el final de la Calle Camí Serra, desde dónde se contempla todo el pueblo con todo su esplendor junto a su maravilloso paisaje.
Desde aquí volvimos sobre nuestros pasos, callejeando y despidiéndonos de tan bonito lugar, y del que no nos extraña el título que le ha sido otorgado como uno de Los Pueblos mas Bonitos de España.